La nueva zona de despeje que el gobierno nacional ha anunciado para la entrega de armas del frente 33 del Estado Mayor, se convierte en una puerta para que el narcotráfico tenga la libertad de moverse entre los dos países sin control alguno, especialmente porque la zona que se propone para dicha operación no es otra que una de las zonas con mayor problemática en cuanto a cultivos ilícitos y que se ha constituido en una de las zonas críticas en la que los grupos ilegales buscan asentarse con el fin de lograr el control del negocio de la droga en esa zona.

El Catatumbo tiene todo para ser la perfecta cobertura de los actores ilegales, zonas de cultivos, posibilidades de amplio procesamiento y una frontera que colinda con una de las dictaduras que ha sido cómplice del narcotráfico en América Latina. Ni más faltaba que estratégicamente es un regalo cubierto con un papel que dice, paz, entrega de armas y desmovilización, pero que rápidamente se convertirá en un paraíso de la ilegalidad en el cual ya ni siquiera las Fuerzas Militares podrán actuar contra este flagelo que afecta ampliamente al país.

De fondo parece ser la apertura de una puerta que favorecerá a la dictadura de Maduro y que de este lado favorecerá para el crecimiento de las finanzas ilegales de estos grupos que operan en la región, ya que si bien el proceso estaría enfocado en el Frente 33, es claro que en la zona operan más actores ilegales que de manera indirecta van a aprovechar las gabelas que desde Bogotá se están dando para delinquir en esta zona.

Esta no es una acción dentro de un proceso de paz, es una acción mucho más amplia que busca obtener dinero para la dictadura vecina y para lograr dinero que ayude a estos grupos delictivos y que claramente estarán de lado de la perpetuidad en el poder de la actual administración. El Catatumbo es otra ficha para las elecciones 2026, de un gobierno que nada le ha salido bien y tiene menos de un año para lograr perpetuarse.