Donald Trump lo está haciendo realidad: paso a paso, poco a poco, está organizando el planeta. Millones de personas de todas partes esperábamos esto con ansias, queríamos ver a los Estados Unidos ordenando la geopolítica mundial. Definitivamente en esta nueva realidad está claro que las épocas de desgobierno multilateral de la nefasta dupla Obama-Biden, terminaron. Trump, al mejor estilo de los grandes maestros del ajedrez, mueve sus fichas anticipándose a 8 posibles jugadas de sus adversarios. Lo que está haciendo por estos días en el conflicto Israel- Hamás, es impecable. Todo indica que en cuestión de días los israelíes que permanecen secuestrados por Hamás regresaran a sus hogares. ¡Que así sea! Y Hamás, grupo terrorista de origen palestino, tendrá que dejar de usar a la población civil como escudo humano para proteger sus retorcidos intereses. 2 años después de la incursión macabra de Hamás en territorio de Israel, que sucedió a 2 meses exactamente de mi regreso a Colombia después de 35 días en ese país, parece que este tema se cerrará felizmente. Van miles de muertos, se ha generado mucho sufrimiento, destrucción, ha habido excesos que han maltratado a cientos de inocentes y eso parece llegar a su fin; no cesará el conflicto, pero sí esta etapa negra de su historia. El tema seguirá dando de qué hablar porque Hamás insiste en la absurda eliminación de Israel y del pueblo judío, lo que hace muy difícil que termine el conflicto. Además, Petro espera viajar con miles de compatriotas a Gaza para luchar por la causa de Hamás; imagino que ya estarán agotados los tiquetes aéreos para ese destino, el petrismo se ha unido para inmolarse. ¡Adelante!
De la mano de lo que pasa en medio oriente, Trump también enfila baterías en otros 2 frentes: la invasión de Rusia a Ucrania y el tema venezolano -léase la presidencia ilegítima de Maduro y todo lo relacionado con el cartel de los soles-. Con Putin hay acercamientos, lo mismo con Ucrania, hay una agenda pública y otra secreta y ambas buscan terminar este
conflicto lo antes posible. No es fácil, Rusia quiere tierra y Ucrania no quiere entregarla, pero conversaciones e intenciones de terminar esto cuanto antes, las hay. El tema venezolano, que además involucra a Colombia, está más complejo. Trump se ha dedicado en las últimas semanas a perseguir el narcotráfico por vía marina, que es gigante y ha construido unas estructuras muy fuertes, con bastante éxito. El régimen de Maduro, Cabello, Rodríguez y Padrino, directamente relacionado con el cartel de los soles, se ha visto a gatas para mantener su poderío porque sus ingresos se han mermado gracias a los buques americanos apostados en el Caribe. Además, el aumento de la recompensa por Maduro, a 50 millones de dólares para quien lo entregue a los Estados Unidos, ha generado pánico colectivo en ese narcogobierno. Los venezolanos merecen recuperar su democracia, merecen ser gobernados por los verdaderos ganadores de las últimas elecciones presidenciales, merecen recobrar su libertad, perdida con aquellos que se hacen llamar progresistas; en Colombia este asunto no es diferente. Petro no suelta a Maduro, lo defiende, ofrece a nuestras Fuerzas Armadas para que se unan al ejército de Padrino y defiendan a Latinoamérica del imperialismo yanqui. ¡Qué estupidez! Lo que sí está claro es que personajes como los estos, Petro, Maduro y compañía, serán presa fácil de la justicia internacional antes de lo que pensamos; es un hecho que irán por ellos y les darán de su propia medicina, los juzgarán y condenarán, por violar derechos humanos de manera sistemática, por robarse dineros públicos y por hacer parte de estructuras mafiosas que los han mantenido activos y en el poder. Recordemos que el petrismo sigue visitando a los hampones en las cárceles y negocia con ellos, que libera a asesinos y los pone a dar discursos como lo ocurrido en Medellín, que suspende órdenes de captura para “pagar” deudas pendientes, que le otorga estatus de gestores de paz a los peores delincuentes; es que, con estos señores, “ser malo, paga.”


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