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Primus inter pares: el líder entre iguales

por | May 19, 2025 | Opinión | 0 Comentarios

El líder entre iguales y su malversación en el poder presidencial colombiano

En la tradición republicana, el poder no se concentra, se equilibra. Esta premisa, que ha sostenido los pilares de la democracia moderna, se refleja con claridad en una expresión que nació en el seno del Senado romano: primus inter pares, o en español, “el primero entre iguales”.

Lejos de ser una simple frase de cortesía, primus inter pares alude a una forma de liderazgo en la que quien dirige lo hace desde la coordinación, no desde la imposición; desde el respeto a la colegialidad, no desde la arrogancia del poder unipersonal. Es un concepto que ha sido adoptado y adaptado en diversos sistemas parlamentarios, judiciales y religiosos a lo largo de los siglos.

Un liderazgo limitado por el equilibrio de poderes

En el Reino Unido, el Primer Ministro es el jefe del Gobierno, pero dentro del Gabinete es «first among equals». Su poder se basa en la capacidad de persuadir, generar consensos y sostener mayorías. En la Corte Suprema de los Estados Unidos, el presidente del tribunal tiene voz y voto igual al de sus colegas; su función principal es organizativa, no jerárquica. Incluso en la Iglesia Ortodoxa, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla es reconocido como el primero entre sus pares, sin autoridad doctrinal sobre los demás patriarcas.

Estos ejemplos refuerzan la idea de que el liderazgo moderno, dentro de estructuras democráticas y colegiadas, está supeditado al respeto por la institucionalidad y por la autonomía de los demás poderes públicos.

Colombia y el olvido de la colegialidad

En Colombia, sin embargo, la figura presidencial ha evolucionado —o involucionado— hacia un hiperpresidencialismo que pone en entredicho ese equilibrio. El presidente Gustavo Petro, en reiteradas ocasiones, ha invocado su condición de jefe de Estado para justificar decisiones unilaterales, confrontar a otros poderes públicos, y minimizar la función del Congreso o de la Corte Suprema, como si su legitimidad electoral le otorgara una superioridad institucional.

Nada más lejos del espíritu republicano. Ser el jefe de Estado no convierte al presidente en un soberano absoluto, sino en el responsable de representar la unidad de la Nación dentro de un sistema de pesos y contrapesos. La Constitución de 1991 diseñó un modelo que buscaba precisamente lo contrario al caudillismo: un presidente fuerte, sí, pero limitado por la ley, por las instituciones y por los tiempos.

Cuando el presidente actúa como si fuera primus super omnes —el primero sobre todos— y no primus inter pares, rompe el delicado tejido institucional que garantiza que las decisiones no se tomen desde el capricho, sino desde el consenso y el respeto mutuo entre poderes.

Un llamado a la memoria republicana

Recuperar el sentido original de esta expresión latina no es un ejercicio retórico, sino una advertencia necesaria. Las democracias no colapsan de un día para otro, sino que se erosionan lentamente cuando los límites se difuminan y los liderazgos se imponen por encima de la ley.

La Colombia de hoy necesita recordar que su presidente no está por encima del Congreso, ni del Poder Judicial, ni de la Constitución. Es, o debería ser, un primer servidor, no un dueño del Estado.

Luis Felipe Arango

Luis Felipe Arango

Luis Felipe Arango Pardo es Master en Administración de Salud (MHA) de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles, California y Abogado de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, Colombia, y es candidato a Máster en Derecho de Seguros en la misma Universidad.

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