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¿Qué hacer?

por | May 3, 2025 | Opinión | 1 Comentario

La pregunta que se hacen millones de colombianos ante la incertidumbre que aflige al país arroja respuestas inverosímiles y reacciones con efectos espurios. Hace años que en el país crece el descontento—un descontento que precede al actual presidente—que genera diferentes reacciones entre los habitantes de Colombia. No digo ciudadanos porque en principio se definió ciudadano para incluir derechos y deberes en un cuerpo de hombres que participaran activamente en la vida de la república, pero aquí en Colombia todo se hace con ánimo de pedir y no de dar. El enfoque en los derechos y no en nuestras obligaciones como ciudadanos es en gran parte causa del desorden y la incertidumbre que se ciernen sobre la patria. ¿Qué hacer?, se preguntan todos por temor, resentimiento, rabia o ceguera causada por las insulsas ideologías políticas de nuestra republiquita. Plantear la pregunta como reacción para mitigar y enmendar temporalmente una situación negativa, no proporcionará soluciones prácticas y duraderas que superen el carácter provisional de nuestro territorio.

Esa lógica provisional es la que lleva a marchar por la carrera séptima en Bogotá, quizá hasta llegar a la Plaza de Bolívar para lanzar arengas en contra de fulano y mengano; en contra de izquierda y derecha. Las marchas culminan cuando el prospecto de orador promete que habrá cambios, que el gobierno deberá escuchar sus quejas, y una multitud que escucha con furor se deja llevar por el éxtasis y culmina la jornada dándose palmaditas celebratorias en la espalda.

Si la marcha es de izquierda, Bolívar será culpable sin más juez que un pueblo embriagado y aferrado al discurso de dominación colonial que ve en España la raíz de nuestro desastre. Habrá desorden, banderas indígenas y cierres viales por la protesta. También habrá impunidad, pues la prohibición a la circulación en ciertos espacios no será penalizada por las autoridades. Por el contrario, si la marcha es de derecha, todos portarán orgullosamente la camiseta de la selección nacional, caminarán con tranquilidad con letreros simplones que dicen “FUERA PETRO”—o el que esté de turno. Llegarán a la Plaza de Bolívar, entonarán el himno de la república y luego arremeterán contra el gobierno a silbatazos. La marcha terminará y luego se jactarán de ser niños buenos que no dañan la propiedad pública y cuidan la ciudad mientras protestan.

Aunque circula con frecuencia la frase “locura es hacer lo mismo una y otra vez, y esperar resultados diferentes,” sería apropiado reemplazar locura por estupidez. No hay otra manera de explicar cómo tras años de la misma fórmula, en la protesta de derecha nada cambia—especialmente sus resultados. Mientras que la tan criticada protesta de izquierda consigue compromisos y cambios tangibles con las administraciones, la derecha sólo genera videos y gráficas para difundir en los medios usuales, y al pasar algunos días nadie recuerda la tan esperada marcha.

Si retomamos la pregunta ¿Qué hacer? tras estas consideraciones, la respuesta debería ser evidente. Es imposible continuar con marchas de niños buenos si se busca producir cambios duraderos. No se trata de convertirse en criminales, pero sí de ejecutar la acción, de poner en marcha el verbo hacer. El postureo y la inacción acarrean consecuencias que aún no hemos visto, por mucho que nos quejemos de la situación nacional. Resulta más provechoso hacer y dejar la pantomima a un lado. Es momento de la acción.

Juan Camilo Vargas

Juan Camilo Vargas

Historiador. PhD. en Historia de la Universidad de Notre Dame. Metal y Mishima.

1 Comentario

  1. Muy buen artículo Juan Camilo, pero indícanos que y como HACER.

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